DE EDREDONES NORDICOS Y SÁBANAS

Descubrí los edredones nórdicos hace más de veinte años cuando fui a Irlanda a estudiar ingles un verano. Y tanto me gustaron que como los que había en España en aquella época eran difíciles de encontrar y muy caros, los compraba en Marks&Spencer y me venía cargada con ellos desde allí. Eso sí, a diferencia de su forma de hacer la cama, a mí me gusta utilizar aparte de la bajera, una encimera y sobre ella el edredón con su funda y la almohada a juego. De esta manera, no sólo me siento más arropada en invierno sino que además, la funda del edredón no es necesario lavarla cada semana ya que como suelen ser estampadas, perdería rápidamente los colores.

Respecto a las sábanas tengo dos manías: una que tanto la bajera como la encimera  sean blancas  y lo más sencillas posibles y además el que para las camas de 90 uso  encimeras  de esas que llaman de cuerpo y medio o sea de 105. Esto último empecé a hacerlo así cuando mis hijos eran pequeños. A ellos les gustaba que al acostarlos les remetiera mucho las sábanas por los laterales y me costaba con las de ancho normal, máxime ahora que  los fabricantes hacen cada vez  las sábanas más pequeñas y sin embargo los colchones son cada vez más altos. Así, me gusta comprar las sábanas básicas de Noctalia no sólo porque venden por separado cada pieza del juego sino también porque ser muy sencillas con sólo una pequeña vainica o pespunte. 

Y volviendo a los edredones, me gustaría compartir un pequeño truco para poner las fundas y que aprendí en la web de Martha Stewart. Lo que hago es coser en el interior de cada una de las esquinas de la funda, dos cintas de aproximadamente unos 15-20 cm y con ellas sujeto la punta del edredón tal y como podéis ver en la foto. Con eso evito que el edredón se mueva dejando huecos en la funda.